Gran cantidad de gente va de un lado a otro entre las calles de Londres, algunos compran objetos para abastecer su aburrimiento casual entre las líneas de un texto, otros siguen órdenes y forman parte de un sistema que da la espalda ante los que más lo necesitan. Oliver Twist es el segundo libro del gran Dickens y uno de los clásicos de la literatura universal que ha ganado cierto reconocimiento. ¿Sobrevalorado o se ha ganado su puesto?
Dickens construye un mundo donde denuncia la explotación infantil entre las desventuras de Oliverio Twist, un huérfano que vive entre desventuras. A medida que avanza en medio de un trayecto cada vez más angosto, el autor humaniza a los ladrones que rodean a Oliverio y que lo obligan a abandonar sus ideales inocentes.
En cierto punto cada personaje se ve ve empujado a dejarse llevar por un naturaleza que justifica hacer lo peor para sobrevivir. En cierto grado, el lector padece las peores circunstancias de Oliverio, se pregunta cuál podría ser el punto de quiebre de su muerte y si sus captores a modo de grillete personal saldrán alguna vez del círculo vicioso en que se encuentran.
El libro puede ser comprendido como un reflejo histórico y bien lo es, de un tiempo donde la sociedad ignoraba a los más desfavorecidos y apremiaba a quienes manejaban el poder (aun) y ciertas posiciones. Quizás su mayor problema es que existe cierta premura al cerrar las subtramas de la historia y de dotarle de optimismo.
Sabemos que el humor negro y la crítica social están en la mente de Dickens entre cada línea, el problema reside frente a un optimismo fugaz donde al final de la historia se diluye el mensaje para otorgarle un final complaciente. Es decir, en medio de la historia existía un claroscuro social y una redención, pero en medio de ello queda algo ambigua la propuesta.
Aún así vale la pena leer la construcción de una realidad latente entre las calles con tal detalle, de un bosquejo de la miseria y lo que arrastra en medio de ello.
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